La edición XXXIII de los premios MTV Video Music Awards se celebraron el pasado domingo en el Madison Square Garden de Nueva York, celebrando los mejores videos del año, en un espectáculo lleno de estrellas pero en el cual faltó el factor sorpresa que nos tiene acostumbrados la famosa cadena televisiva dedicada a videos musicales.
El regreso de Britney Spears, el premio Vanguard Video Award a Rihanna, Beyoncé y Kanye West destacaron en las 3 horas y media que duró el espectáculo.
Lo mejor de la noche fue sin duda el segmento musical protagonizado por Beyoncé. La artista subió al escenario para interpretar un set de 15 minutos con algunas canciones de su reciente álbum Lemonade, robándose el show con la que es considerada la mejor presentación de la noche.
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Rihanna subió al escenario en cuatro oportunidades para poner a bailar a los presentes con sus más famosos hits, demostrando por qué estaba siendo homenajeada esta noche con el mayor premio musical que entrega la cadena MTV.
El esperado regreso de Britney Spears al escenario de los VMA’s fue una presentación que para algunos resultó solamente ok, comparado a pasadas presentaciones de la artistas. Con un traje que dejó ver su exuberante figura, Spears estuvo acompañada del rapero G-Eazy para interpretar los temas Make Me, su más reciente sencillo, y Me, Myself and I, tema original del rapero y la cantante Bebe Rexha.
Kanye West subió al escenario para presentar su nuevo video para el tema Fade. Previo al video, el rapero ofreció un discurso en el que tocó temas políticos y su infame “pelea” con Taylor Swift por la canción Famous.
Alicia Keys también subió al escenario para presentar el premio al Mejor Video Masculino, momento que aprovechó para recitar un poema en celebración a los 53 años del discurso dado por Martin Luther King Jr. I have a dream, sin duda uno de los momentos más emotivos y aplaudidos de la noche.
Ariana Grande, Nicki Minaj, Nick Jonas y The Chain Smoker junto a Halsey tuvieron presentaciones que pasaron desapercibidas y que no causarán gran impacto en la historia de los premios.
Por: Álvaro Sequea